Ya me di cuenta, entendí perfectamente. Se cuando ya te vas por las ramas y buscás opciones para argumentar tus efectos. A veces preferís explicarmelo todo, JUSTO A MI, que soy de esas que hablan hasta por los codos, y no te dejo terminar porque me siento aturdida con tus calificaciones algo incoherentes acerca de mi entorno. Estoy segura de que aunque te hayas propuesto hacer odios sordos a mis irracionalidades todavia pretendés inculcarme un circuito perefeccionista y adulto. Somos lo mismo, y nos encanta electrizarnos, hasta dejar un vacío en el medio, como si la verdad fuera parecida al olvido, y yo me tengo que bancar un olvido despectivo hacia tu persona. O hacia lo que me gustaria pedirte en el futuro. Que lindo sería que aprendas a callarte a veces. Aunque te ame, aunque me calle yo al final de cuentas sólo porque temo ser la que detone alguna de tus bombas. Figuradas, claro. Buscás ser mi más prodigioso ejemplo, y me encantaría que así fuera, pero no puedo complacerte. Se ve que las diferencias gritan a veces, y nos hacen entrar en pánico. Casi, casi como ahora. Seguís hablando. Siento que si te digo algo me vas a pedir una explicación a mis reacciones, y aunque se que no lo harías, igual pienso en no dialogar más. Como si mi propia vergüenza se cerrase hacia tus imprudencias. Capitaneaste mi nave de una manera extraodinaria, pero ya está, la que sigo soy yo, y quiero hacer mi vida. A veces huelo tu miedo. A mi rebeldía, a que huya de todo lo que quisiste. No sé si fueron tus propios deseos inconclusos los que me llevaron a no pensar en dejarte llevar. O lo hice, y te alejé más. No sé, no quiero entenderte. No tengo deseos tuyos a mano. Quizás los consiga por cinco pé en alguna esquina porteña. No, ni tampoco. No voy a hurgar en tu vida. Porque aunque alguna vez quise ser como vos, ahora no es tan así. Aunque seas lo mas hermoso del mundo. No tengo ganas de ser como alguien más. Y a veces eso te hace feliz. O yo soy feliz al contártelo. No sé si te das cuenta de que me estás haciendo pensar boludeces mientras me retás. Pero es así mamá, yo no soy un poco mejor que nadie. Soy yo, Mer, tu hija.
