
Había agostos en los cuales te volvías de papel, y octubres en los que vos sola comprendías el sentido y los por qué del mundo. Claro que todavía están tales imágenes mortuorias encendiendo mis pupilas, nadie puede robarte en mi sueños, y allí seguís conmigo, me seguís regalando un poco más de todo éso que sos. Estamos a cuadras de distancia, y todo parece señalarte, hasta las luces de aquellos autos que distraen las calles. Tu lluvia no va a ser una historia más, es lo que va a nacer de mí con cada capítulo que escriba de alguna novela que quizás te gustaría leer ( si es que para entonces no me olvidaste por completo). Me gustaría volver a tu despertar tomada de mi mano, pero ya , de ésa forma, no estás.