
La vida se ríe de nosotros. De una manera cruda y sin anticipar su jugada. Una fría y rápida patada en la nuca.
Pero no podemos hacer nada. Si somos afortunados, la vida nos abofetea y nos deja libres para corregir nuestro camino, o para que en la mayoría de los casos, volvamos a caer ante su gran espasmo de burla.
Con los grandes suele portarse de un modo atrevido y grosero, violento y atroz, pero a los mediocres nos da un suspiro.
Yo soy una gran amiga del humor, porque me coloca y me resguarda de todo tipo de situaciones. No soy muy diferente a lo que solía gustarte. Sólo que ahora prefiero largas horas sentada frente al horizonte, contemplando todo lo que lograste destruir.