
Un elefante duerme en tu bañera pero yo no puedo verlo. Esta ciudad sigue siendo la misma, todo igual, pero yo no la conozco. No duermo. Antes solía lanzarle flechas a la noche. Ahora espero, pienso.
Creo que el fuego es igual que la nieve. Algún día me dijiste que tenían su diferencia, pero no la puedo ver, ambos queman. Escucho todos los ruidos sin excepción, en la noche veo ése humo subiendo y bajando, huye de las chimeneas, se esparce. Corro y no encuentro el camino. Me apresuro pero no hay nada más que miedo, frío y silencio en el viento que va tras mi espalda. No es nada malo, pero sólo es viento. Las nubes están demasiado bajas, cualquiera diría que están por caerse. Extiendo los brazos pero no cierro los ojos. Ahora grito, llamo, te llamo, quizá aparezcas pronto. No puedo dormir, pero no estoy esperando. No creas que te espero. Estoy despierta, nada más. No espero a nadie, ni siquiera espero uno de nuestros recuerdos.
mispedazosvuelanenbuscadeunnuevodestino,intentandoestarmejor-