He lamentado cosas, pero ni un sólo día de los que pasé con ella.
Black eyed María, no more

Comme je vais à cacher et je vais recouvrir le tout avec des feuilles entières de fluides de vous laisser aller.

Un poema a medias tintas serán letras borroneadas, una pluma que te ofrece homenajes a la nada, entera dame tu boca, no la mitad de tus labios que me endulzan con sus besos, y me escupen con agravios.
"Si un día la vida te arranca de mi lado, si murieras lejos de mí; no me importaría si no me amas, yo también me moriría."
Para que nada nos separe, que no nos una nada

28.10.11


Las dos se habían conocido en un intento de olvidar sus vidas. Una caminaba cabizbaja con su pelo movido por el viento. La otra caminaba deprisa sin un lugar al que dirigirse, y se encontraron. Las dos tenían los ojos tan tristes que el mundo se había negado a mirarlos. Se amaron, con miedo, como si sus cuerpos sintiesen dolor al notar una mano que las acariciaba. Estaban tan poco acostumbradas al amor que les dolía sentirse queridas.
Se dice que los verdaderos amados del mundo son, a ojos de sus amantes, perlas entre el viento, miércoles de naranjas, voces perdidas, una canción favorita, el otoño y las demás estaciones, la memoria, que es la tierra y el agua de la existencia. Una lista nostálgica que continuaba y nunca se terminaba.
Pronto se les llenó su pequeña habitación de problemas. La primera llegó a no considerarla humana, una hija del sueño, o un sueño en sí misma. Su mujer se dió cuenta que no la amaba como ella lo necesitaba, y empezó a sentirse culpable, y en ocasiones llegó a odiarle, a odiarse. La veía tan triste que tenía miedo que decidiese transformarse en una hoja y flotar en un río por siempre.
La despedida es algo complejo, pero para ellas, que durante meses habían estado viviendo como dos ciegos alocados a los que les faltaba el habla y sufrían de sordera, solamente se miraron y luego se dieron la espalda.
Una lloraba sin saber a dónde ir, y la otra volvió a refugiarse en sus sueños, entre hojas de papel y biromes sin tinta, sintiéndose más rota que la vez que se encontraron.
Intentaron odiarse. Sacar lo malo de la otra. Fingir una historia de desamor, de engaños y de celos. Fingieron una discusión y un "olvídame", pero en su interior sabían que se habían amado despacio, suave, poco a poco. Un amor de principiantes, de novatas, un amor para fracasados en el sentimiento más bonito y complejo entre todos los de su especie.
Pero el cerebro puede aceptar consejos, el corazón no. Y el amor, al no tener geografía no reconoce límites.
Pero una noche, en otra ciudad, a otras horas, se encontraron. Se pusieron de acuerdo en lo más importante. Se amarían. Se amarían aunque fuese en una habitación llena de problemas. Se amarían aunque el mundo se acabase.





When time comes, I'll be forever yours

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